Es común encontrar el listado y
una descripción de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, que eran un conjunto
de obras arquitectónicas que los helenos, especialmente los del Período
helenístico, consideraban dignas de ser visitadas, por ser para ellos insignes
monumentos de la creación y el ingenio humano.
De todas ellas sólo una, la Gran
Pirámide, permanece en pie pese a las intenciones presentes y pasadas de
reconstruir algunas de ellas.
El hecho de que cinco de las
siete maravillas pertenezcan al mundo helenístico indica claramente el carácter
helenocéntrico de la lista, y sus fechas de construcción y destrucción también
indican que el concepto de las "Siete Maravillas" debió acuñarse a
mediados del siglo III A.C. Las siete maravillas del mundo, ordenadas según la
época de su construcción, son las siguientes:
La Gran Pirámide de Guiza
(Guizeh)
Terminada alrededor del año 2570
A.C., fue construida para el faraón Keops. Ubicada en Guiza, Egipto, es la
única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se puede contemplar.
La unificación de Egipto en un
solo imperio, sucedió aproximadamente en el 3.500 a.C., cuando el reino situado
en el alto Egipto derrotó y conquistó al situado en el bajo Egipto. Su primera
capital, donde reinaron las dos primeras dinastías, fue Thinis, en el alto
Nilo, cerca de Tebas.
Posteriormente, durante la
tercera dinastía, se construyó la ciudad de Menfis con la idea de hacerla la
capital del Imperio. Estaba situada en el punto donde comienza el delta del
Nilo, en una posición más central que la antigua capital, lo que permitía
ejercer un mejor control del Imperio. Esto habla también de que los monarcas
intentaban una unificación efectiva de los antiguos reinos en un nuevo estado.
Este nuevo estado tuvo como una de sus características, una clara tendencia a
la construcción de obras arquitectónicas monumentales.
Los antiguos egipcios fueron un
pueblo creyente en la vida después de la muerte. Es por ello que los
enterramientos se efectuaban incluyendo pertenencias personales, alimentos,
armas, medios de locomoción, etc. Dentro de las preocupaciones en el trato a
los muertos, se encontraba la preservación del cuerpo para la vida de
ultratumba, por lo que desarrollaron un complejo sistema de embalsamamiento.
Testimonio de ello, son los centenares de momias que se preservan en distintos
museos del mundo.
Las primeras tumbas, en las
primeras dinastías del Antiguo Egipto, constaban de sencillas tumbas subterráneas
revestidas en ladrillo. Posteriormente, a los efectos de rendir culto a reyes y
nobles fallecidos, se construyó encima una especie de templo en ladrillo cocido
al sol en forma de tronco piramidal, llamadas mastabas. El deseo de resaltar la
importancia del muerto, llevó a que las estructuras aumentaran de tamaño, y
para dotarlas de mayor altura, se comenzaron a emplazar encima, estructuras de
similar diseño y de menor diámetro, dando lugar a pirámides escalonadas.
Durante
la cuarta dinastía, comenzaron a construirse pirámides en piedra y de caras
rectas. La primera, fue mandada a construir por el faraón Snufui. Las más
imponentes, debido a su gran tamaño, son el grupo de pirámides ubicadas en
Gizeh o Giza, cerca de Menfis. El faraón Kheops (nombre griego de Jufui o
Khufu, quien era el sucesor de Snufui), ordenó la construcción de una gran
pirámide, a fin de que sirviera como sepulcro para él y la reina. La obra fue
encargada al arquitecto Hemiunu, quien pasará a la historia como constructor de
una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y de la única que ha sobrevivido
al paso del tiempo hasta nuestros días. Del grupo de pirámides de Gizeh, solo
la pirámide de Kheops es una de las Siete Maravillas, aunque la creencia
popular sea que se trata del grupo completo.
La Gran Pirámide, como también se
le conoce, medía aproximadamente 146 metros de altura (280 codos egipcios) y
230 metros de lado en su base (440 codos egipcios), teniendo un grado de inclinación
de 51º. La altura actual de la pirámide es de 137 metros, obedeciendo su
reducción a los estragos ocasionados por el tiempo. La diferencia máxima entre
caras es de menos de 20 centímetros. Para su construcción se emplearon
2.300.000 bloques de piedra de 2,5 toneladas en promedio. La Gran pirámide
ocupa una extensión de 5,3 hectáreas de terreno perfectamente nivelado, y sus
caras se encuentran orientadas a los puntos cardinales con un margen de error
de una décima de grado. La relación entre las diferentes dimensiones de la Gran
Pirámide, ha dado mucho que hablar, dando lugar a especulaciones místicas.
Las
piedras del revestimiento externo (ya desaparecido en su mayor parte, debido a
la extracción hecha para construir otros edificios en épocas posteriores),
fueron extraídas de canteras ubicadas en el margen oriental del Nilo. Las
bloques de piedra empleados en la construcción del núcleo de la pirámide,
fueron extraídas de las proximidades. El granito con que fueron construidos los
pasadizos y las cámaras interiores, procede del alto Nilo, y se trasladaron a
la zona de construcción en embarcaciones.
La
imponente pirámide, fue construida con elementos muy rudimentarios. Es notorio
que tenían elementos de nivelación (probablemente de agua) e instrumentos de
alineación. Estos últimos, estaban basados en los grandes conocimientos
astronómicos que poseían los egipcios. La técnica que se empleaba para partir
las piedras y darles la forma rectangular, consistía básicamente en crear
hendiduras con herramientas de bronce e insertar trozos de madera mojada, la
que al secarse se expande, rajando la piedra en toda su extensión.
Posteriormente, cada bloque de piedra era pulido a mano. Su transporte a la zona de construcción se realizaba sobre rodillos de madera. Una vez allí, el problema es llevarlas al lugar donde se va a emplazar. Las primeras hiladas no representan gran inconveniente; los problemas surgen en la medida que la construcción gana en altura. Hoy en día se han trazado dos teorías respecto del método empleado para llevar los grandes bloques de piedra a las partes superiores de la construcción. Una dice que se construyeron rampas siguiendo la estructura, formando una especie de espiral ascendente adosada a las paredes ya construidas. La otra dice que se construyó una rampa recta, que iban aumentando en altura de acuerdo con el crecimiento de la construcción. Cualesquiera fueran los métodos empleados, requirieron de grandes movimientos de tierra, mucha mano de obra (disponible en las crecidas anuales del Nilo) y una gran dosis de ingenio y creatividad.
En el
interior de la pirámide, fueron construidas dos cámaras, una llamada cámara del
rey, de forma rectangular construida con paredes de granito liso, sin ninguna
clase de decoración con techo a dos aguas (para evitar el derrumbamiento debido
al peso de la construcción del resto de la pirámide), que posee en su interior
un gran sarcófago de granito tallado sin tapa, que debió haber sido instalado
allí durante la construcción, ya que es más ancho que la galería de entrada. La
otra cámara es la llamada cámara de la reina, también es rectangular con
paredes de granito liso y sin decoraciones, también con techo de lozas de
granito dispuesto a dos aguas, de tamaño menor que la cámara del rey. Ambas
cámaras tienen como entrada sendos pasadizos que comunican a la Gran Galería,
que comunicaba con el exterior de la Gran Pirámide. Esta Gran Galería está
construida con bloques de piedra, lisa hasta los dos metros, desde donde se
empieza cerrar para darle una forma abovedada hasta los ocho metros. Ambas
cámaras tienen dos conductos de poco diámetro, cuya finalidad se desconoce.
Debajo de
la pirámide y excavadas en el suelo, se encuentran una cámara compuesta de dos
habitaciones a modo de sarcófagos, que también tiene comunicación con la Gran
Galería por un estrecho pasaje muy inclinado.
Mucho de
misterio conserva este espectacular monumento de la Edad Antigua. Aún hoy, en
un mundo lleno de grandes obras arquitectónicas, su esplendorosa sencillez
continúa atrapando a los visitantes, estimulando su sensibilidad y la
imaginación. Y con razón: la más antigua de las Siete Maravillas de la
Antigüedad, la única aún en pié, 4.500 años después continúa siendo la mayor
edificación construida en piedra.
Desafío Geotécnico: Desarrollar la infraestructura civil la explotación, transporte e instalación de insumos pétreos para la construcción de un monumento en mampostería en piedra de gran altura, que durante la historia ha sufrido un deterioro menor a nivel estructural y del material de construcción. Se considera también un logro la adecuación de la zona de albergue para el personal encargado de la obra. No evidencia asentamientos apreciables y denota el amplio conocimiento del manejo de la roca y el terreno de fundación. Tampoco ha sufrido lo que le ha sucedido a tantas edificaciones en piedra (especialmente las medievales), en las cuales los invasores o ejércitos enemigos desmantelan sus partes de mampostería, para utilizarlas en otras estructuras cercanas.
Desafío Geotécnico: Desarrollar la infraestructura civil la explotación, transporte e instalación de insumos pétreos para la construcción de un monumento en mampostería en piedra de gran altura, que durante la historia ha sufrido un deterioro menor a nivel estructural y del material de construcción. Se considera también un logro la adecuación de la zona de albergue para el personal encargado de la obra. No evidencia asentamientos apreciables y denota el amplio conocimiento del manejo de la roca y el terreno de fundación. Tampoco ha sufrido lo que le ha sucedido a tantas edificaciones en piedra (especialmente las medievales), en las cuales los invasores o ejércitos enemigos desmantelan sus partes de mampostería, para utilizarlas en otras estructuras cercanas.
Construidos
entre los años 605 A.C. y 562 A.C. Ubicados en la ciudad de Babilonia,
actual Irak. Perduraron hasta no más allá de 126 A.C., cuando la
ciudad fue destruida definitivamente por los partos.
La existencia de los Jardines Colgantes no ha sido verificada y el que muchos
relatos griegos sobre la Babilonia conquistada por Alejandro
Magno no los mencionaran hacía pensar que fueron fantasías de
los soldados alejandrinos al llegar a las exuberantes riberas del Éufrates,
tras haber transitado por inmensas regiones áridas y desérticas en su marcha
por el Imperio persa. Sin embargo, excavaciones
arqueológicas han encontrado cimientos de
una gran construcción y el sistema de riego, a unos cientos de metros de donde
los sitúa la tradición iniciada por el historiador griego Estrabón,
por lo que su existencia se tiene por probable.
Casi
contemporánea a la cultura egipcia, en la Mesopotamia surgió una cultura que,
pese a las diferentes dominaciones, fue preservada durante milenios hasta su
ocaso ocurrido con la invasión persa en el 539 a.C., campaña dirigida por Ciro
II el Grande.
La civilización mesopotámica tiene su origen en el sur de dicha región, la más fértil y de clima más apropiado para la agricultura. Allí se asentaron los sumerios, quienes, en el IV milenio a.C., desarrollaron una cultura sedentaria basada en la agricultura. Esta cultura nunca logró erigirse como un único estado, estando constituido por ciudades-estado independientes, que tenían en común su procedencia y cultura. Conocían el uso de los metales y desarrollaron la escritura cuneiforme.
Dado que
la región se encuentra rodeada de zonas montañosas o desérticas, se vieron
enfrentados en forma permanente a los intentos de los habitantes de estas
regiones de aprovecharse de las riquezas generadas por estas poblaciones
estables. Dos grupos semitas provenientes de la Península Arábiga, entre el
final del IV milenio y comienzos del III milenio a.C., lograron establecerse en
la región mesopotámica: los asirios en el norte y los akadios en la región
central. Una de las ciudades construidas por los akadios, fue Babilonia
(Bab-ilim en akadio; Babel en la Biblia), que posteriormente se constituiría en
una de las ciudades más importantes de la Antigüedad.
Durante
todo el III milenio a.C., los akadios y los sumerios sostuvieron una lucha
constante por el predominio en Caldea (región que abarca el centro y sur de la
Mesopotamia), hasta que en el 2.123 a.C., Hammurabi asumió como rey de
Babilonia.
Bajo el
reinado de Hammurabi (conocido además por ser el creador del primer código
escrito), Babilonia se convirtió en la principal ciudad de Acadia y sometió a
los sumerios, constituyendo de esta forma, el primer gran imperio en la región.
Durante este imperio y aún después de su caída en manos de los invasores
Kasitas en el 1.725 a.C., la cultura mesopotámica influyó en toda la región
circundante a la Mesopotamia.
En el
siglo VII a.C., los asirios provenientes del norte de la Mesopotamia lograron
imponerse en toda la región y destruyeron la ciudad en el 689 a.C. Sin embargo,
en el siglo VI a.C., Nabopolasar logró emancipar a Babilonia de la dominación
asiria y constituyó un imperio aún más influyente que el antiguo imperio
babilónico.Nabucodonosor II, hijo de Nabopolasar, extendió los dominios de
Babilonia a Siria y Palestina. Además de ser un gran conquistador,
Nabucodonosor II se destacó como un gran constructor. Renovó completamente la
ciudad, ordenando la construcción de un nuevo tempo y un nuevo palacio. Además
fortificó la ciudad, dotándola de una imponente muralla con deslumbrantes
puertas; para algunos historiadores antiguos, la muralla y la puerta de Ishtar
constituyeron la lista de las Siete Maravillas. Construyó caminos y grandes
obras de riego. Los estudiosos de la Biblia indican que fue Nabucodonosor II
quien destruyó Jerusalén y quien llevó a los judíos como cautivos a Babilonia.
Tras la
muerte de Nabucodonosor II, en el 539 a.C., Babilonia fue derrotada por Ciro
II, rey de Persia. Tras la anexión a Persia, la ciudad fue perdiendo
importancia. Cuando Alejandro Magno llega a la ciudad en el 326 a.C., parte de
ella se encontraba en ruinas. Finalmente, en el año 125 a.C., los partos toman
la ciudad y la incendian.
Una de
las leyendas acerca de la existencia de los Jardines Colgantes de Babilonia,
atribuyen a este emperador la construcción de los mismos. Según esta leyenda,
Nabucodonosor II tenía por esposa a Amytis, hija del rey de los Medos. Para
complacer a su reina, Nabucodonosor II habría mandado construir los jardines,
construidos de tal forma que recordaran la tierra natal Amytis, totalmente
diferente a la región de Caldea.
Otra
leyenda dice que los Jardines Colgantes de Babilonia habrían sido construidos
en el siglo XI a.C., por Shammuramat (conocida en el mundo griego como
Semiramis), quien a la muerte de su esposo el emperador asirio Shamsidad V,
gobernó el imperio como regente de su hijo Adadnirari III. Fue una gran
gobernante; durante su regencia, los asirios conquistaron los grandes imperios
de Egipto y la India. Cuando descubrió que su hijo conspiraba para derrocarla,
el dolor la llevó al suicidio.
La
existencia de los Jardines Colgantes es también discutida. En las crónicas de
las conquistas de Alejandro Magno, no aparecen menciones a ellos, como tampoco
aparecen en crónicas de visitantes posteriores. En los escritos Babilónicos de
la época, tampoco se encuentran referencias a ellos. Sin embargo, el geógrafo
griego Estrabón, hace una descripción de los mismos en el siglo I a.C.,
diciendo “Este consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que
descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellenas con tierra para
permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y
las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”
Posteriormente,
un escritor judío que vivió en el siglo I d.C., describió a los Jardines
Colgantes de la siguiente forma: "Nabucodonosor ordenó levantar cerca
de su palacio elevaciones de piedra, darles la forma de montaña y plantarlas
con toda clase de árboles. Por deseo de su mujer instaló además un jardín como
los había en la patria de ella."
Las
excavaciones arqueológicas recientes en la ciudad de Babilonia, descubrieron el
lugar donde se encontraba asentado el palacio junto al cual, de acuerdo con
algunas crónicas, se encontraban los Jardines. Al sur del palacio, otros
hallazgos arqueológicos incluyen una construcción abovedada con paredes gruesas
y un sistema de irrigación. Sin embargo, el historiador griego Estrabón había
indicado que los jardines se habrían situado sobre el río Éufrates, mientras
que la estas ruinas están alejadas algunos cientos de metros. Reconstruyeron el
lugar del palacio y localizaron los Jardines en el área que se extendía del río
al palacio.
Paredes
recientemente descubiertas, a orillas del río y que tienen 25 metros de
espesor, podrían ser de forma escalonada, como las terrazas descritas en los
antiguos escritos griegos. No obstante, las pruebas necesarias para avalar
cualquiera de las teorías son insuficientes. Lejos aún se encuentran los
arqueólogos e historiadores de confirmar o no su existencia.
Desafío Geotécnico: Sin importar si realmente existieron de la forma descrita, plantearon a nuestros antepasados el reto de construir muros en mampostería, de gran altura, con los requerimientos de estabilidad de estructuras sometidas a sobrecargas y de manejo de aguas; utilizando la tecnología del ladrillo secado al sol.
El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía)
Desafío Geotécnico: Sin importar si realmente existieron de la forma descrita, plantearon a nuestros antepasados el reto de construir muros en mampostería, de gran altura, con los requerimientos de estabilidad de estructuras sometidas a sobrecargas y de manejo de aguas; utilizando la tecnología del ladrillo secado al sol.
El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía)
Construido
hacia 550 A.C. y destruido por un incendio intencionado en 356 A.C., Alejandro
Magno ordenó su reconstrucción, culminada tras su muerte en el
año 323 A.C. Este nuevo templo, que debe ser considerado como el incluido
dentro de la lista de las maravillas, fue destruido a su vez por los godos durante
un saqueo en el año 262 D.C.. Del Templo de Artemisa se conoce su diseño con
bastante exactitud gracias a la descripción dada por Plinio
el Viejo, aunque hay discrepancias respecto a su tamaño.
Los
Jonios se establecieron y fundaron una población alrededor del siglo XI a.C.
Ubicada en la desembocadura del río Pequeño Meandro (los griegos lo llamaban
Cayster), cerca de la actual ciudad turca de Izmir, tenía un buen puerto
natural, haciendo que se convirtiera con el tiempo en uno de los puertos
comerciales más activos de la costa del Asia Menor.
Esta
importante ciudad, fue un sitio de culto desde antes que se establecieran los
jonios y fundaran la ciudad. Los antiguos habitantes de la región rendían culto
a Cibeles, que luego, al asimilar la cultura griega, se transformó en culto a
Ártemis o Artemisa. Excavaciones arqueológicas confirman la
existencia en el sitio de algunos pequeños templos que precedieron al gran
templo construido en el siglo VI a.C. Según la leyenda, las Amazonas se
detuvieron allí para orar a Ártemis y erigieron una estatua de
la diosa en su paso por la región, cuando se disponían a atacar a Atenas. Según
otra leyenda, allí levantó un templo Éfeso, hijo del río Cayster, de quien
tomaría el nombre la ciudad allí construida.
Ártemis
era una de las principales diosas de la mitología griega. Era hija
del dios Zeus y de Leto y hermana de Apolo. Era la rectora de las divinidades
de la caza y de los animales salvajes, especialmente los osos. Ártemis era
también la diosa del parto, de la naturaleza y de las cosechas. También se la
identificaba a veces con la diosa Selene y con Hécate, divinidades de la Luna.
Según la leyenda, Ártemis impidió que los griegos zarparan de Troya durante la
guerra de Troya mientras no le ofrecieran el sacrificio de una doncella. Justo
antes de que se ejecutara el sacrificio ella fue en rescate de la víctima,
Ifigenia. Tal como Apolo, Ártemis iba armada con arco y flechas, armas con que
a menudo castigaba a los mortales. En otras leyendas, es loada por proporcionar
una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto.
El templo
fue construida a expensas de Creso (hay versiones que indican que se construyó
con la contribución de los habitantes de Éfeso) y diseñado por el arquitecto
cretense Quersifrón, aunque fue terminado por el hijo de éste a su muerte.
Según Plinio el Viejo (Escritor y enciclopedista romano del primer siglo de
nuestra era), la construcción de este monumental templo duró 120 años y fue
dirigida por varios arquitectos.
Antípatro
de Sidón, quien lo incluye en la lista de las Siete Maravillas del
Mundo Antiguo, dice en su poema: "He posado mis ojos sobre la
muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua
de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la
enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi
la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles
perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció
jamás tan grande".
Quién
hace una descripción detallada del templo es el ya nombrado erudito romano
Plinio el Viejo, aunque existen discrepancias en cuanto a las medidas que
expresa. Según Plinio, el templo está construido mayoritariamente de mármol y
cuenta con 127 columnas de 18 metros de altura. El templo habría medido 115
metros de largo por 55 metros de ancho. Al frente tenía una triple fila de ocho
columnas, una hilera de nueve columnas en el fondo y 21 columnas a cada lado.
En el interior, para dividir el templo en tres naves, también se habrían
empleado columnas. La altura total del templo llegaría a los 20 metros. Contra
la costumbre de la época, el frente del templo estaba orientado hacia
occidente. Albergaba varias obras de arte: esculturas de los renombrados
Polícleto, Fidias, Cresilas y Fradmon; pinturas de varios renombrados artistas,
columnas adornadas con oro y plata. Varias de esas esculturas se referían a las
amazonas, que, según la leyenda, habrían sido las iniciadoras del culto a la
diosa en la región.
El 21 de
julio 356 a.C., fecha que coincide con el nacimiento de Alejandro Magno, un
incendio destruyó totalmente el templo. El incendio habría sido desatado por un
pastor llamado Eróstrato, quien, según los relatos, estaba loco. Un
relato de Valerio Máximo que llega hasta nuestros días dice: "Se descubrió
que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso,
de tal modo que por la destrucción del
más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo
entero". La obra fue admirada por toda Asia durante 220 años, tenía
425 pies de longitud y 220 pies de anchura, conteniendo 127 columnas de 60 pies
de alto. La medalla adjunta representa su vestíbulo.
Cuando Alejandro
Magno libera a la ciudad del poder persa e instaura un régimen
político similar al de las demás ciudades griegas en el año 333 a.C.,
impresionado por los relatos de la destrucción del templo, que coincidían con
la fecha de su nacimiento, ofrece a los habitantes de la ciudad la
reconstrucción del templo. Éstos no aceptan el ofrecimiento, aduciendo que no
podían aceptar que un dios reconstruyera el templo de otro dios.
A la
muerte de Alejandro, los sucesores de éste, los Seléucidas, ordenan la
reconstrucción del templo en el año 323 a.C. Esta reconstrucción habría sido
llevada a cabo por el arquitecto macedonio Dinócrates, quien habría sido el que
llevó a cabo las mediciones para la construcción de la ciudad de Alejandría. El
templo fue ornamentado con numerosas obras aportadas por todo el mundo griego,
incluyendo un retrato pintado por Apeles (el más famoso pintor griego) de
Alejandro Magno.
El templo
mantuvo su esplendor por varios siglos. Sin embargo, durante la dominación
romana, una invasión de los godos en el año 262 de nuestra era acabó con el
incendio del templo. Como por aquella época la mayoría de la población
profesaba el cristianismo, el templo no fue reconstruido y los restos del
templo se derribaron para reutilizar sus materiales en otras construcciones.
En el año
1869, una expedición arqueológica del Museo Británico descubrió las ruinas del
templo, rescatándose algunas estatuas, aunque solo encontraron una de las 127
columnas en pie. También se descubrió que el templo descansaba sobre una
plataforma, a la que se subía por una escalinata circular de diez peldaños.
Desafío Geotécnico: Construir un templo con la delicada técnica de soportar enormes y numerosas columnas de roca cargadas sobre una plataforma elevada. Ejemplo que fue posteriormente imitado en infinidad de ocasiones.
Desafío Geotécnico: Construir un templo con la delicada técnica de soportar enormes y numerosas columnas de roca cargadas sobre una plataforma elevada. Ejemplo que fue posteriormente imitado en infinidad de ocasiones.
Esculpida
hacia 430 A.C. por Fidias. Ubicada en el interior del templo dedicado
al propio Zeus en Olimpia, Grecia,
desapareció entre 393 D.C., año en que el emperador Teodosio
el Grande prohibió el culto pagano, y 426 D.C., en que Teodosio
II ordenó la demolición de los monumentos de Olimpia.
La región
de Élide, en el noroeste del Peloponeso, donde se encuentra el valle del río
Alfeo, los antiguos griegos erigieron un santuario ofrecido a Zeus.
Eligieron este santuario como sede de losJuegos Olímpicos, juegos
deportivos que se realizaban cada cuatro años en honor a Zeus, con
participantes de todos puntos de la Hélade. Tan sagrados y
puntuales eran estos juegos, que se sabe de guerras entre ciudades griegas que
se detuvieron por este motivo. Todas las ciudades griegas enviaban a sus
mejores representantes, debido a la jerarquía que representaba ser ganador de
una de las disciplinas. Adquirieron tal popularidad, que al período de cuatro
años que separaba a un juego del otro, llamado Olimpíada, se le
empleó como modo de cómputo de tiempo, sobre todo en la literatura a partir de
la utilización por parte del historiador Timeo alrededor del 300 a.C.
Muchas
veces se habla, en forma errónea de la ciudad de Olimpia, cuando en realidad se
trataba de un santuario, compuesto solo de edificaciones destinadas a la
adoración a los dioses y a los juegos. Originalmente, en el lugar había templos
destinados a Hera y Cibeles, deidades de los pueblos habitantes de la región
del Egeo de origen micénico y que eran anteriores a las invasiones de tribus
bárbaras dorias, que posteriormente se mezclaron con los habitantes locales
para formar una nueva cultura, llamada a dominar todo el Mediterráneo y cercano
oriente.
Estos
primitivos templos, probablemente fueron construidos en el siglo VII a.C.
También aparece entre las ruinas, un templo consagrado a Cronos, así como
algunos edificios accesorios, como depósitos para las ofrendas. Posteriormente,
en el siglo V a.C., se construyó el templo destinado Zeus. Aunque las fuentes
difieren en la datación del templo, se puede estimar que fue construido entre
los años 470 y 450 a.C.
Otras
edificaciones importantes de Olimpia fueron el hipódromo, la palestra, el
gimnasio y el estadio, en los que se celebraban las diferentes competencias de
los juegos. Según la leyenda, cuando Zeus nació, su madre Rea lo entregó al
cuidado de cinco hermanos sacerdotes, los que decidieron hacer una carrera como
forma de decidir quien entregaba una corona de olivos al Zeus niño. La victoria
correspondió a Heracles (Hércules), el mayor de los hermanos, instituyéndose de
esta forma los juegos olímpicos.
El
arquitecto Libón construyó el templo en piedra caliza local, de baja calidad
estética, por lo que debió dar un estucado superficial que simulaba mármol. Los
frisos estaban tallados y los frontones tenían esculturas en mármol. Uno de los
dos temas principales de la decoración del templo es la justicia, de la cual
Zeus es defensor en la mitología griega. El otro tema, son los doce trabajos de
Hércules. En el interior del templo se encendía la llama olímpica al comienzo
de los juegos y, tal como en los juegos olímpicos modernos, permanecía
encendida hasta el final de los juegos.
El templo
fue construido con la finalidad de albergar la estatua de Zeus. Dicha estatua
fue construida por el más famoso de los escultores de la antigua Grecia,
llamado Fidias. Fidias debió su fama al tratamiento del volumen y
expresión de las formas humanas, por la utilización del claroscuro y por
representar más la belleza ideal que la realidad. Fidias era ateniense y el
final de su vida es motivo de discusión, aunque todas las versiones coinciden
en un final poco deseado: la cárcel o el destierro.
Lamentablemente,
como tantas otras obras de arte de la Antigüedad, nada quedó de la estatua de
Zeus. Como en los demás casos de obras desaparecidas, podemos tener una idea de
las mismas a través de los relatos de escritores de la época. En el caso de
esta estatua, se agrega una fuente más, consistente en la representación de la
estatua en medallas conmemorativas.
Pausanias,
fue un historiador griego del siglo II de nuestra era. Su obra, si bien de
escaso valor literario, es considerada como una muy buena fuente histórica,
debido a la precisión de sus relatos, corroborado esto por los hallazgos arqueológicos.
En su principal obra, Descripción de Grecia, hace un relato de la estatua de
Zeus en Olimpia. Pausanias describe a la estatua esculpida en marfil y de unos
doce metros de altura. Zeus aparece sentado en un trono, con el torso desnudo y
con un manto cubriendo sus piernas. Su cabeza tenía rizos y una corona de
olivos, con la mirada dirigida hacia abajo. En su mano derecha portaba un cetro
coronado por un águila, mientras que en su mano derecha tenía una Niké o
diosa de la victoria. El manto que cubría sus piernas estaba adornado con
lirios y tenía sandalias de oro.
El trono
en el que se encontraba sentado el dios, de acuerdo a la misma descripción,
constituyó de por sí, una verdadera obra de arte. Fidias eligió como materiales
para esta parte de la obra al marfil, el ébano y el oro, con incrustaciones de
piedras preciosas. El respaldo, los travesaños y las patas se encontraban
esculpidos representando escenas de la mitología griega. La coincidencia del
relato de Pausanias con las imágenes de las medallas mencionadas, dan un
importante grado de certidumbre a las mismas.
Según una
leyenda, cuando Fidias terminó la obra pidió al dios un signo de aprobación. El
dios contestó haciendo caer un rayo cerca del escultor en un día despejado.
Sin
contar a la gran pirámide de Gizeh, la estatua de Zeus en Olimpia es la más
duradera de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Si bien el
final de la estatua es motivo de discusión, el rastro de la misma se pierde en
el siglo V d.C., cuando durante el reinado del emperador Teodosio II, fanáticos
cristianos incendian el templo. Hay quienes sostienen que la estatua fue
destruida en el incendio, otros afirman que sobrevivió y que fue rescatada por
un coleccionista de Constantinopla, mientras que otros dicen que la estatua fue
destruida en los terremotos que pusieron fin al templo en el siglo VI d.C.
En 1820,
una expedición de arqueólogos franceses descubrió el templo. Estas excavaciones
fueron continuadas por una expedición alemana entre 1875 y 1881, durante la
cual se confeccionó un plano de los edificios. Muchas otras excavaciones se han
hecho en el lugar, sin que se encontraran rastros de la estatua.
Desafío Geotécnico: La arquitectura griega, experta en la
construcción de templos, eligió un sitio adecuado para albergar un monumento de
grandes dimensiones para su época.
Construido
hacia el año 353 A.C. y situado en la ciudad griega de Halicarnaso,
actual Bodrum (Turquía).
Se mantuvo en pie a lo largo de los siglos, pero una serie de terremotos hizo
que hacia el año 1404 ya hubiera quedado reducido a ruinas. Sobre el Mausoleo
existen dibujos y descripciones en monedas.
El
príncipe Mausolo, virrey de la provincia persa de Caria (hoy, sudoeste de
Turquía), mandó construir hacia el año 360 a.C. una tumba que proclamase su
fama a través de los tiempos. Se confió esta labor a los mejores y más afamados
arquitectos y escultores. El rico príncipe, como solía ser habitual en aquella
época, no llegó a ver acabada su obra. Otra teoría, mucho más romántica,
dice que fue su mujer la que, tremendamente apenada por el fallecimiento de su
marido, mandó construir el recinto.
las
invasiones de pueblos bárbaros al mar Egeo, éstos conquistaron toda Grecia, las
islas y las costas del Asia Menor de dicho mar. En Asia Menor
se establecieron los Jonios y los Dorios, teniendo como límite entre si el
golfo de Mandalya (nombre actual). Al sur del golfo de Mandalya los Dorios
fundaron la ciudad de Halicarnaso, en la península del mismo
nombre, sobre la costa del golfo de Cos. En ese lugar se levanta la actual
ciudad turca de Bodrum.
En el
siglo V a.C., las ciudades griegas del Asia Menor, fueron víctimas del
expansionismo del Imperio Persa. Pero el Imperio Persa no se
conformó con la conquista de dichas ciudades, y quiso dominar toda Grecia,
originándose las Guerras Médicas. Durante las Guerras Médicas, las
ciudades griegas del Asia Menor se sublevaron contra los persas. Tras la
victoria de los griegos en ambas guerras, las ciudades del Asia Menor formaron
parte de la Liga de Delos, lo que posteriormente se convirtió en el imperio
ateniense, que si bien nunca existió en aspectos formales, si los fue de hecho.
La
rivalidad entre espartanos y atenienses generó una confrontación entre ambas
ciudades. Esta confrontación culminó en la Guerra del Peloponeso, que tuvo a
Esparta como vencedora. Tras la derrota de Atenas, los persas aprovecharon la
propicia ocasión y reconquistaron los dominios perdidos durante las Guerras
Médicas, incluyendo a las ciudades de las costas del Asia Menor.
Sin
embargo, Agesilao, rey de Esparta, intentó la reconquista. Las ciudades griegas
bajo el dominio persa se sublevaron. Halicarnaso, gobernada por Mausolo,
fue la última ciudad en plegarse a la sublevación. Sin embargo, la situación en
el continente, donde varias ciudades iniciaron movimientos contra el dominio
espartano aprovechando que las mejores tropas aquella ciudad se encontraban en
la campaña de Asia Menor, obligó a Agesilao a decidir entre sostener la campaña
contra los persas o retornar a someter a las ciudades de Grecia. Ante la
retirada de las tropas espartanas, Mausolo volvió a ponerse al mando del
emperador persa Artajerjes II sabiendo que la sublevación sería derrotada.
Cuando el Imperio Persa consiguió someter a los sublevados, la actitud de
Mausolo le valió extensas concesiones del emperador Artajerjes III, sucesor de
Artajerjes II al fallecimiento del último. Es de esta forma que se forma la
provincia de Caria, cuya capital fue Halicarnaso. La independencia, tanto
cultural como económica, además de la posibilidad de autogobierno que los
emperadores persas concedían a la mayoría de los conquistados, hace que muchas
veces se cometa el error de considerar a la Caria como reino independiente y a
Mausolo como rey, cuando en realidad era se trataba de un sátrapa (gobernador
de provincia) del imperio persa ya desde la época de su padre.
Culturalmente,
esta ciudad fue una fuente importante de artistas y pensadores. Los
historiadores Herodoto y Dionisio de Halicarnaso entre otros, son oriundos de
esta ciudad.
Al
fallecimiento de Mausolo, su esposa Artemisa asumió el gobierno de la provincia
de Caria y mandó construir una tumba monumental para su fallecido esposo.
Encargó la obra a los arquitectos Sátiros y Piteos, quienes edificaron una base
rectangular de 33 por 39 metros de ladrillos revestida con placas de mármol
provenientes de las islas Proconesias del mar de Mármara, llamado Propontis por
los griegos, sobre la que asentaron 117 columnas de estilo jónico en doble
hilera, que sostenían el techo de forma de pirámide escalonada. Las columnas
jónicas eran más elaboradas que las columnas dóricas, ambas empleadas en la
construcción de templos y palacios en aquella época. Las columnas de estilo
Jónico tenían base y capitel con elaboradas volutas. Si bien la estructura
general del Mausoleo corresponde en líneas generales al estilo griego, algunos
detalles tienen notoria influencia de los estilos constructivos persas, sobre
todo en la base y el techo.
En la ornamentación
de la tumba, tanto en el esculpido de relieves como en la confección de
estatuas, trabajaron los mejores escultores del mundo griego de la época:
Briaxis, Timoteo, Leucastes y el famoso Escopas de Paros, dejaron su huella en
la magnífica obra, confeccionando, además de los relieves, más de 400 estatuas
para ser incluidas en la edificación; muchos de los relieves tienen como tema a
las Amazonas. De este último escultor, pocas obras quedan en pie, aunque
numerosas copias de estatuas realizadas durante la dominación de Roma, permiten
establecer que tal vez se tratase del mejor exponente de la escultura griega.
En la cúspide del techo piramidal, se colocó una estatua de una cuádriga (carro
de combate tirado por cuatro caballos), de lo que sobreviven en museos algunos
caballos. La edificación completa llegaba a los impresionantes 50 metros de
altura.
La obra
fue finalizada en el 350 a.C., tres años después de la muerte de Mausolo y un
año después de Artemisa. La magnificencia de la obra hizo que Antípatro de
Sidón la incluyera en su catálogo de las Siete Maravillas del Mundo
Antiguo y que se llamara de allí en más Mausoleo a las tumbas
monumentales.
Sin
embargo, pocos fueron los que consiguieron disfrutar de la vista de esta
maravilla, ya que es la de menos duración de todas. Dieciséis años después de
su finalización, Alejandro Magno llega a la ciudad en su campaña contra el
imperio Persa. Tal vez influenciado por la traición de Mausolo a las ciudades griegas
en su rebelión contra los persas, destruyó la ciudad y con ella al Mausoleo.
Los restos que quedaban aun en pie, cayeron en un terremoto acaecido en el año
1404. Los materiales de las ruinas fueron empleados en la construcción del
castillo de San Pedro de Halicarnaso por parte de la Orden de los Caballeros de
San Juan en el siglo XIV.
El
conocimiento que en la actualidad se tiene del Mausoleo de Halicarnaso,
proviene en parte del libro que sobre él escribieron los propios arquitectos
Sátiros y Piteos, recogido por el historiador romano Plinio el Viejo. Sobre el
Mausoleo dice “Antes de que su tarea fuera completada la reina Artemisia
murió. Los cuatro escultores no abandonaron su trabajo, sin embargo, hasta que
no lo finalizaron, considerando que la obra era tanto un memorial de la pareja gobernante de
Halicarnaso como de su propia pericia escultórica. Y hasta ahora, está por
decidir cuál de las dos representaciones es más poderosa“
Hay
quienes sostienen que el Mausoleo de Alejandro Magno (destructor del Mausoleo
de Halicarnaso) en Alejandría, estaba inspirado en esta magnífica obra.
Desafío Geotécnico: Otro importante ejemplo del manejo de cargas concentradas aportadas por los templos de los arquitectos griegos, utilizando cimientos rígidos y finamente excavados y tallados.
Construido
entre 294 A.C. y 282 A.C. Ubicado a la entrada del puerto de la ciudad
de Rodas en la isla de Rodas, Grecia, fue derribado por un
terremoto en el año 223 A.C., al romper la estatua por las rodillas, por lo que
fue la más efímera de las maravillas. No se sabe exactamente cuál era la
apariencia del Coloso de Rodas, aunque se tiene una idea aproximada, gracias a
que aparece representado en algunas monedas de su época; sí se descarta, debido
al enorme tamaño que esto supondría, que tuviera las piernas abiertas sobre la
entrada del puerto de Rodas, como representaciones posteriores han mostrado.
Dedicado al Sol, fue
construido en bronce por Cares de Lindos bajo el mandato de Theagone, Príncipe
de Carie alrededor del año del mundo 3600, para conmemorar la victoria
sobre Demetrio Poliorcetes. Tenía 70 Anas de altura (aproximadamente 35
metros).
Nota: El ana, medida de procedencia
griega, en castellano antiguo llamada ana o brazada equivalía a la distancia
del codo a la mano a efectos prácticos unos 50 cms, aunque variaba según los
países, por tanto la estatua media alrededor de 35 metros lo que se corresponde
con las actuales investigaciones.
La isla
de Rodas es la mayor de las islas Espóradas Meridionales. Se encuentra ubicada
en el sureste del Mar Egeo, muy cerca de la costa de Turquía. Su pasado remoto
es oscuro, aunque se sabe que tras la caída de la cultura micénica, los pueblos
dorios ocuparon la isla durante el segundo milenio a.C. Las ciudades más
importantes de la isla fueron Lindos, Ialysos y Camiros, las que formaron parte
de la liga de Delos. Su situación geográfica la convirtió en un punto
estratégico, tanto desde el punto de vista militar como comercial, debido a que
se encuentra en el camino que une a la Grecia continental con las más ricas
regiones del Mediterráneo oriental.
En el año
408 a.C. el arquitecto Hipodamo de Mileto finalizó la construcción de la ciudad
de Rodas, ubicada en un estratégico puerto en el norte de la isla. Durante
varios siglos la isla se vio envuelta en las numerosas guerras internas de
Grecia, hasta que en el año 332 a.C. fue sometida por Alejandro Magno. En el
año 323 a.C., tras la muerte de Alejandro, los rodios se levantaron en armas y
expulsaron a los macedonios de la isla.
Tras la
muerte de Alejandro el Grande, sus generales se dividieron el imperio en varios
reinos llamados “diadocos” (del griego diadochos = sucesor). Como es de
suponerse, la sucesión de Alejandro originó numerosos enfrentamientos y, por
consiguiente, el debilitamiento militar de Grecia que, tiempo después, fuera
aprovechado por los romanos, para primero apoderarse de los territorios griegos
en Italia y luego conquistar toda Grecia.
Tolomeo
I, rey de Egipto, fue uno de los generales más importantes de Alejandro, siendo
famosas sus campañas en el Asia Menor. Es el fundador de la dinastía Tolemaica
y Rodas se alineó con él. Años antes, Antígono Monoftalmos, otro de los
generales de Alejandro, se había proclamado rey de Macedonia. A su muerte, le
sucedió su hijo Demetrio I Poliorcetes. Éste fue un gran general, que se hizo
famoso por el ingenio al construir armas de asedio, lo que le ayudó a
conquistar numerosas ciudades.
En su
guerra contra Ptolomeo I, Demetrio I decide tomar el clave puerto de Rodas.
Este puerto se encontraba fuertemente amurallado, por lo que Demetrio I ideó
unas torres de asedio que iban colocadas sobre barcos, pero una fuerte tormenta
hizo naufragar el intento. Posteriormente, construyó en tierra unas torres de
asedio aún mayores, llamadas helépolis, pero los rodios inundaron el terreno
para evitar que las torres pudieran desplazarse y acercarse a las murallas, con
lo que el ataque fue repelido. Demetrio se retiró precipitadamente al enterarse
de que Ptolomeo I había enviado una flota en ayuda de sus aliados rodios,
dejando la mayor parte de su material de asedio abandonado. A pesar de su
derrota en Rodas, la gran cantidad de éxitos militares le valió el título de
Poliorcetes (poliorcetes en griego significa conquistador de ciudades).
Para
celebrar la victoria, los rodios decidieron erigir una estatua en honor a
Helios, dios protector de la ciudad. Rodas era el centro principal de culto al
dios en toda Grecia. A menudo se le confunde con Apolo. Encargaron la obra a
Cares, escultor de la vecina ciudad de Lindos de la propia isla. Cares había
sido discípulo de Lisipo, un célebre escultor junto al que ya había esculpido
una estatua de Zeus de 12 metros de altura. Lisipo había modificado las
proporciones empleadas para la representación humana, estableciendo el nuevo
canon en ocho medidas de la cabeza para la longitud total del cuerpo. Lisipo
fue el escultor favorito de Alejandro Magno, de quien esculpió varios
bustos.
Para
financiar parte del proyecto, los rodios vendieron el material de asedio
abandonado por Demetrio. Cares construyó la estatua sobre una base de mármol,
con un armazón construido en hierro sobre el que colocó placas de bronce con la
forma definitiva. Las placas de bronce fueron hechas fundiendo el metal y
volcándolo sobre molduras de terracota. La enorme figura alcanzó, una vez
finalizada, la altura de 32 metros, altura similar a la alcanzada en la
construcción de la estatua de la Libertad de Nueva York, milenios después y con
otras tecnologías . La imagen tenía rayos sobre su cabeza y una antorcha en su
mano. Según algunas crónicas, una hoguera se encendía en la cabeza del dios,
por lo que hacía las veces de faro.
La
construcción de una estatua de semejantes proporciones, consistió en toda una
proeza técnica para la época. Debieron construirse gigantescos andamiajes para
el montaje de las partes superiores y debieron emplearse contrapesos en piedra
para sostener la estructura mientras se construía. Según el historiador
bizantino Filón, se emplearon 13 toneladas de bronce y 7 toneladas de hierro.
Algunos historiadores dicen que el peso total del Coloso era de 70 toneladas.
En el 225
a.C., un terremoto destruyó parcialmente la estatua, pero aun por más de 900
años continuó siendo admirada por los viajeros, a pesar de los estragos. En el
635 d.C., una expedición árabe tomó los restos de la estatua como botín y los
vendió en Siria.
Durante
muchos años se consideró que la estatua estaba colocada en la entrada del
puerto de Rodas, con un pie fundado en cada lado de la entrada, de forma que
los barcos que entraban al puerto debían pasar por debajo de ella. Teniendo en
cuenta que el enorme peso habría hecho que se hundiera, esto parece poco
probable. Además, para construir la estatua en ese sitio, deberían haber
cerrado el puerto durante mucho tiempo, lo que, teniendo en cuenta que la mayor
parte de los ingresos de los rodios lo debían a dicho puerto y la situación
estratégica del mismo, parece casi imposible que hubieran decidido situar la
estatua allí. Parecería más probable que la hubieran ubicado en un sitio
prominente, dominando la entrada al puerto, aunque la ubicación exacta se
desconoce.
La
noticia de la existencia del coloso, como en otras maravillas, nos llega a
través de relatos de escritores e historiadores de la época y posteriores.
Quienes hacen relatos del Coloso de Rodas son: Polibio, famoso historiador que
escribió una voluminosa obra en la que, más que relatar hechos de su época,
analiza las razones por las que Roma consigue el dominio del mundo conocido;
Estrabón, historiador, geógrafo y viajero griego, el que en su Geografía
realiza una detallada descripción de los pueblos del entorno del Mediterráneo;
Plinio el Viejo, erudito romano, escritor de múltiples temas, que entre otras
obras, escribió una enciclopedia en veinte volúmenes donde aparecen las
descripciones de las grandes obras de arte de la Antigüedad, entre las que incluye
al Coloso de Rodas; Constantino VII Porfirogeneta, quien además de ser
emperador bizantino, era un erudito y mecenas, autor de numerosas obras en las
que describe lugares y pueblos del Imperio Bizantino; Miguel el Sirio,
historiador y geógrafo bizantino.
Desafío Geotécnico: Construir un cimiento sobre el lecho marino apto
para soportar un pedestal sobre el cual eregir la estatua, sin afectar la
navegación circundante y permanente. Este es un gran ejemplo de aplicación de
obra de ingeniería geotécnica y civil en la resolución de un problema.
Construido por
Sóstrato de Cnido entre 285 A.C. y 247 A.C. en la isla de Pharos,
en Alejandría (Egipto),
para guiar a los navíos que se dirigían al puerto de la ciudad. Al igual que la
tumba de Mausolo dio nombre genérico a todos los
grandes monumentos funerarios que la siguieron, la torre de Faros (Pharos) hizo
lo propio con las torres de señales para la navegación. El Faro perduró hasta
que los terremotos de 1303 y 1323 lo redujeron a escombros; en el año 1480, sus
restos fueron reutilizados en la construcción de una fortaleza cercana. Sobre
el Faro existen dibujos y descripciones en monedas.
Ptolomeo, rey de Egipto, lo hizo levantar en la entrada del puerto de
Alejandría. Era una torre de varios pisos, provista de magnificas escaleras de
mármol blanco. En lo alto del cual se encendían durante la noche muchas
linternas para servir de guía a los marinos.
De unos
100 metros de altura, estaba dispuesto en tres piezas y coronado por una
estatua de Zeus. Convertido en todo un símbolo, se tienen representaciones de
él en mosaicos, lámparas y monedas. Tal es su fama, que muchos faros, como la
Torre de Hércules, o el del puerto de Roma, fueron construidos a su imagen.
De las
siete maravillas del mundo antiguo, sólo tres fueron destruidas por causas
naturales: el Faro de Alejandría, el Coloso y el Mausoleo, que fueron víctimas
de terremotos. El Artemision de Efeso fue destruido por vandalismo humano, y
debemos suponer que otras dos también, los jardines colgantes de Babilonia,
reducidos a ruinas junto con la ciudad, y la estatua de Zeus en Olimpia
destruida para evitar el culto pagano después de que el imperio romano se
convirtiera al cristianismo. Incluso la
Gran Pirámide ha sufrido a lo largo de los siglos la sustracción de su
revestimiento de blanca piedra caliza de Tura (Egipto).
Antes de
la aparición del rey Arquelao, Macedonia, era una de las fronteras
exteriores de Grecia. Con un territorio escabroso y lleno de
bosques impenetrables, durante la mayor parte de la historia griega permaneció
en un estado de semi-barbarie. El resto de los territorios griegos subestimaban
a los macedonios, teniéndolos por bárbaros, debido a que representaban una
forma de vida que siglos atrás habían abandonado y de la que solo tenían
referencias a través de los relatos de Homero. Arquelao, a fines del siglo V
a.C., atrajo a Macedonia a numerosos artistas y filósofos para mejorar la
imagen y vincular a Macedonia con el resto del mundo griego. Su obra se vio
interrumpida a su muerte debido a las luchas internas por la sucesión. La
aparición como rey en el 359 a.C. de Filipo, cambiaron definitivamente la
posición de Macedonia.
Macedonia
poseía el territorio más extenso de la antigua Grecia y la población más
numerosa. Esto le permitió formar un ejército permanente, en contraposición de
las demás ciudades griegas, que formaban un ejército en tiempos de guerra
reclutando soldados entre la población civil. Esto, sumado a la ambición de
Filipo y los cambios en la estructura militar, hicieron que al iniciar campañas
militares de expansión consiguiera rápidamente grandes victorias, que
extendieron los dominios macedónicos hasta el Danubio. Aprovechando una disputa
entre ciudades griegas, dirigió sus tropas hacia ellas. En una
campaña que duró apenas quince años, consiguió la hegemonía macedónica en toda
Grecia continental.
Filipo
fue asesinado por uno de sus oficiales. Quien debía sucederlo era su
primogénito Alejandro, que tenía tan solo 20 años. Esto hizo pensar a las
ciudades griegas, que finalizaba la obra de Filipo y que rápidamente obtendrían
su independencia. Alejandro pronto los haría cambiar de idea, al mostrarse como
un hombre culto e instruido, pero fundamentalmente, como uno de los más grandes
guerreros de todos los tiempos. Tras derrotar algunas sublevaciones en Grecia,
dirigió sus tropas al Helesponto con la finalidad de iniciar acciones contra el
imperio Persa, el gran enemigo de los griegos desde hacía un siglo y medio.
En el
siglo IV a.C, el Imperio Persa era el gran dominador
territorial. Sus territorios iban desde la India hasta la Anatolia, Siria y
Egipto sobre el Mediterráneo, y constituía una amenaza desde tiempo antes para
los griegos, debido al constante expansionismo de los emperadores persas. Las
ricas y cultas ciudades griegas constituían un riquísimo botín que ansiaban.
Alejandro
derrotó a los sátrapas persas y consiguió dominar la Anatolia. Una vez
finalizada la campaña de Anatolia, dirigió su ejército hacia Siria, donde
también obtuvo contundentes victorias que le posibilitaron la conquista de los
territorios sirios y de Egipto. En una gran campaña relámpago, consiguió
destruir el Imperio Persa y conquistar todas sus antiguas posesiones. Pero no
se trató de una campaña meramente militar. También trató de extender la cultura
griega, como forma de lograr que las conquistas fueran duraderas en el tiempo.
Para ello fundó en todos los territorios conquistados nuevas ciudades de estilo
griego. Cuando llegó a Egipto, fundó una ciudad en la desembocadura del Nilo, a
la que llamó Alejandría en su propio honor.
La ciudad
se convirtió pronto en el puerto más importante de la Antigüedad. La estructura
del puerto era una obra realmente imponente, con un rompeolas de más de un
kilómetro y medio, que unía el puerto con la isla de Paros. Otro puerto de
menores dimensiones entró en servicio posteriormente como complemento del
primero. Un canal comunicaba directamente al Nilo con el puerto principal. El
trazado de la ciudad era simétrico, formando ángulos rectos entre las calles
que se encontraban adornadas por columnatas. Grandes templos, tanto de deidades
egipcias como griegas, el mausoleo de Alejandro, el museo y el teatro,
engalanaban la ciudad. Poco tiempo después de su fundación, durante el reinado
de los Tolomeo, la población libre alcanzó los 300.000 habitantes y se
convirtió además, en uno de los centros culturales de la Antigüedad. Muy famosa
es la biblioteca de Alejandría, que contaba con 500.000 libros entre originales
y copias.
La zona
del puerto de Alejandría es una zona llana y exenta de referencias visuales
para los navegantes; es además, muy frecuente la aparición de nieblas, lo que
hacía riesgosa la navegación. Para garantizar el libre y fácil acceso de las
embarcaciones con valiosos cargamentos, el puerto de Alejandría necesitaba un
faro. Ptolomeo II ordenó su construcción en la isla de Paros o
Pharos (de ahí la denominación que reciben estas edificaciones). Además se
pensó construirlo de forma que impresionara a los visitantes desde su llegada.
Para
asegurar la monumentalidad de la obra, se encargó la obra al arquitecto
Sóstrato de Cnido, quien inició las obras en el 279 a.C. Debido a que se
encontraría situado en una pequeña isla, era necesario que se hiciera el
basamento en un material resistente a la corrosión del agua de mar, para lo que
se habrían empleado grandes bloques de vidrio. Según los relatos, el faro se
componía de tres estructuras ensambladas. La primera, una base de planta
cuadrangular, seguida de una segunda estructura de base octogonal, y encima,
una de planta circular. Sobre esta última planta, se habría colocado una estatua
de Zeus. La construcción habría sido hecha en piedra y revestida con
bloques de mármol unidos entre sí con plomo fundido.
En la
parte superior, se instalaron un sistema de espejos para dirigir la luz solar
hacia el mar. Por las noches se encendía una gran hoguera con madera y resina.
Según los
escritos que detallan el fin de la magnífica obra, se cita que un terremoto
acaecido en el 796 d.C. habría hecho caer el piso superior. Posteriores
movimientos sísmicos, sobre todo el gran terremoto de 1303, habrían inutilizado
la estructura del edificio para el fin que había sido construido.
En el
1477, el Sultán Qaitbey ordenó emplear los restos para construir una pequeña
fortaleza para mejorar las defensas del puerto.
Recién en
1968, con la aparición de la arqueología submarina, se encontraron los restos
del faro sumergidos en la entrada del puerto. Aún hoy se sigue investigando con
la finalidad de obtener una imagen real de la última de las Siete
Maravillas del Mundo Antiguo.
Desafío Geotécnico: Cimentar un edificio alto, de varios niveles en zona costera, con fuertes vientos y tormentas, con un sistema de almacenamiento e izado de los materiales para mantener el fuego encendido.
La gran
mayoría de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo fueron afectadas o colapsadas
por terremotos, en una era en donde la ingeniería sísmica y la geología
constituían una mera noción intuitiva de los elementos de trabajo de los
arquitectos, presente en los relatos orales y literarios. De allí que la
supervivencia de la Pirámide de Gizeh hasta el día de hoy, encuentre aún más
valor para nosotros y nos permita apreciar y estudiar su grandeza en todos los
aspectos, especialmente los geotécnicos.
Otras Maravillas del Mundo
Antiguo
Pero en
el mundo antiguo, y como se ha venido describiendo en este sitio, se
construyeron otras obras maravillosas que merecen ser incluidas dentro de la
descripción y que representaron un gran desafío a la "arquitectura e ingeniería"
de la construcción de la época. Estas son otras "algunas" (ya
que aún se están descubriendo nuevas) de las maravillas del Mundo Antiguo, hoy
en día desaparecidas.
El templo de Salomón visto desde el monte Moria
El
profeta Ezequiel y después de él el Reverendo Padre Vilalpandi nos dan la
explicación de sus medidas.
La estatua de Júpiter Olímpico
Construida
en oro y marfil, que se encuentra sentada a una altura de 60 pies. La obra
maestra de Fidias, que tiene añadida la copa del Templo Olímpico en la Elide
famosa por los juegos que se celebran cada cuatro años. El diseño esta sacado
de la exacta descripción de Pausanias.
Templo sacado de una medalla encontrada cerca de una momia egipcia
Según la
opinión de los entendidos es un templo de Nínive. Esta medalla perteneció al
Sr. Jean Pierre Betori de Roma.
Las dos pirámides de la altura de un estadio que Moeris rey de Egipto
hizo construir
Por su fe
y para su reina cerca de su mausoleo, en mitad del gran lago creado bajo sus
órdenes y llamado lago Moeris. Nota: Un estadio romano = 185 metros
Las pirámides de la tumba de Sotis rey de Egipto
Encontradas
en las ruinas de Heliópolis y olvidadas por la historia.
El coloso del monte Athos en Macedonia
Según los
diseños de Dinócrates arquitecto del gran Alejandro, que tras su muerte,
Dinocrates propuso excavar por completo toda la montaña para crear una
monumental figura de Alejandro.
Será entonces una coincidencia la obra esculpida en el Monte Rushmore,
en Dakota del Sur (Estados Unidos)?
Las ruinas del gran acueducto de Cartago
Tal como
el emperador Carlos V las ha hecho dibujar del natural por Baribalonga en la
toma de Tunez, destinándolos a la realización de tapicerías de la mano de
Tiziano. Estos son monumentos de la magnificencia romana después del
restablecimiento de Cartago bajo el emperador Augusto. La barbarie de los
árabes es la que ha contribuido más a su destrucción desde el año 685.
El puente de Augusto
Este
emperador lo hizo construir sobre el Tiber en el magnífico camino hacia Rímini
para dar entrada a los Triunfos más brillantes. Se levanta allí en medio en su
honor un arco del triunfo.
El palacio de oro de Nerón
Que da
lugar a estos versos (que no les transcribo primero porque no se leen bien y
segundo porque en la traducción pierden por completo la rima).
La Naumachie o combate naval de los romanos
Utilizado
para la representación de los cuales se dragan lagos enteros rodeándolos de un
anfiteatro, algunos miles de criminales condenados a muerte fueron obligados a
combatir allí en galeras romanas. Maquinas sorprendentes con forma de monstruos
marinos servían así mismo de diversión a los espectadores. El Naumachie de
Domiciano fue uno de los más famosos.
Notas: En
estas batallas se usaban Birremes y Trirremes y embarcaciones más pequeñas. En
el Coliseo de Roma se llegaron a efectuar estos “juegos” aprovechando que era
posible inundar la arena trayendo el agua del Tiber a través de canalizaciones,
sin embargo parece que no fueron espectáculos frecuentes. El Domiciano a que
hace alusión el autor podría ser Caesar Domitianus Augustus Germanicus
emperador del 81 al 96 dC.
El puente de Aetius
Construido
por el emperador Adriano al lado de su mausoleo en Roma. Sus restos llevan el
nombre de castillo de San Angelo que fue levantado con las ruinas del mausoleo.
El diseño esta sacado de un medallón del Gabinete del rey de Francia.
Las Termas del emperador Dioclesiano en Roma
Según el
plano que el famoso arquitecto Serlio levanto lo más exactamente posible
basándose en los antiguos fundamentos de las ruinas conservadas.
El Laberinto de Hawara (Egipto)
Los
historiadores Herodoto y Strabo hicieron una descripción del Laberinto de
Hawara, entre cuyas características se encuentran:
- El más grande edificio jamás construido por el hombre.
- La construcción tardó 365 años (desde 4608 hasta 4243 a.C.).
- Contiene el “Círculo de Oro”, que es una legendaria habitación a la que se hace referencia en el Libro de los Muertos. Está hecho de granito y recubierto en oro lleno con un legado tecnológico que nos dejó una civilización perdida, mucho más antigua que el mismo Egipto.
- El conocimiento astronómico de los egipcios está escrito en grandes paredes. Todos sus hallazgos astronómicos pueden leerse en los jeroglíficos; todas las constelaciones estelares figuran en un gigantesco zodíaco.
- Muchas paredes pueden moverse y esto lo convierte en un laberinto real. Los textos antiguos hablan sobre personas que perdieron su camino y murieron; también hablan de habitaciones secretas que se encuentran en el laberinto lleno de utensilios y documentos de una civilización que floreció a escala mundial hace miles de años.
- Contiene habitaciones con documentos sobre la historia de Egipto y su conocimiento astronómico.
Heródoto
de Halicarnaso fue un historiador y geógrafo griego que vivió entre el 484
y el 425 a. C. también conocido como el padre de la historia. Su herencia,
Historiae o Los nueve libros de historia que es considerada una fuente
importantísima por los historiadores por ser la primera descripción del mundo
antiguo a gran escala y ser a su vez la primera en prosa griega. El conjunto
está dividido en nueve libros, al parecer por obra de un editor alejandrino del
siglo III o el II a. C., y está dedicados a las nueve musas (Clío, Euterpe,
Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope).
Herodoto
recurrió tanto a fuentes escritas como orales, al no ser estas fuentes fiables,
el mismo dejo escrito con muy buen criterio, esto: "Si yo me veo en el
deber de referir lo que se cuenta, no me veo obligado a creérmelo todo a
rajatabla; y que esta afirmación se aplique a la totalidad de mi obra"
Herodoto
visitó Egipto en el 450 a.C. y en su obra Euterpe, Herodoto nos habla de una
construcción colosal en forma de edifício laberíntico solo comparable en
grandeza con las grandes pirámides de Ghiza. Este es un extracto de la
descripción que hizo Herodoto sobre la construcción:
“Como
muestra de su unanimidad, decidieron dejar un monumento conmemorativo y eso los
impulsó a construir el laberinto, que se encuentra situado no lejos de la
margen meridional del lago Moeris, en las cercanías de un lugar llamado
Crocodilópolis. Yo estuve allí y el lugar está más allá de toda descripción. Si
usted hiciera un estudio de todas las paredes de las ciudades y de los
edificios públicos de Grecia, vería que todos juntos no hubieran requerido
tanto esfuerzo ni tanto dinero como este laberinto; ¡y eso que los templos de
Éfeso y Samos no son precisamente obras pequeñas! Es verdad, las pirámides
dejan sin habla al observador y cada una de ellas es igual a muchos de nuestros
edificios griegos, pero ninguna puede compararse con el laberinto”.
“Para
empezar, tiene una docena de jardines interiores, de los cuales seis se hallan
alineados en el lado norte y seis en el lado sur. Están construidos de modo tal
que sus portales quedan enfrentados. Una pared exterior sin aberturas rodea
todo el complejo. El edificio mismo consta de dos pisos y 3.000 habitaciones,
de las cuales la mitad está en el subsuelo y las restantes 1.500, en la planta
baja”.
“Visité
y vi personalmente las mil quinientas habitaciones de la planta baja, por lo
tanto, estoy hablando desde mi experiencia personal, pero en cuanto a las
habitaciones del subsuelo, debo confiar en la autoridad de los demás, porque
los egipcios no me permitieron entrar. Allí, pueden hallarse las tumbas de los
reyes que originalmente construyeron el laberinto y de los sagrados cocodrilos.
Por lo tanto, nunca estuve en ese sitio y todo lo que sé, lo sé de oídas. Por
cierto, me habían mostrado las habitaciones que se encontraban encima de estas;
resultaba difícil creer que hubieran sido construidas por manos humanas. Los
pasadizos que interconectaban las habitaciones y los senderos zigzagueantes que
iban de una recámara a la otra, me dejaron sin aliento, por su colorida
variedad, mientras caminaba en completa admiración desde el patio hacia las
habitaciones, desde las habitaciones hacia los peristilos y de los peristilos
nuevamente a las otras habitaciones, y desde allí hacia los otros patios. El
cielo raso de todos estos lugares está hecho de piedra, al igual que las
paredes cubiertas con figuras en relieve. Cada patio está rodeado por una
hilera de columnas de mármol blanco sin juntas”.
“Justo
en la esquina donde el laberinto termina, se levanta una pirámide de al menos
setenta y cinco metros de alto, decorada con figuras en relieve de grandes
animales. Se puede llegar a ella a través de un pasadizo subterráneo”.
“Pero,
aunque este laberinto sea muy espectacular, el lago Moeris justo a mi lado,
hace que uno en verdad se quede sin aliento. Su perímetro es de 3.600 estadios
o sesenta shoinoi, o 666 kilómetros, tan largo como la costa egipcia entera.
Este gran lago tiene una orientación Norte-Sur y su profundidad es superior a
los noventa metros en la parte más honda. Probablemente, haya sido obra del
hombre porque en el medio hay dos pirámides, cada una de las cuales llega a los
noventa metros sobre el agua, mientras su base tiene una longitud similar
debajo del agua”.
Durante
años se pensó que Herodoto exageró las medidas de este laberinto y si
existió realmente, no se sabia donde estaba localizado. Pero en febrero del
2008, se localizó con un equipo de geo-radar lo que podría ser el laberinto
enterrado, al lado de la pirámide de Hawara, pirámide que erosionada por efecto
del agua no conserva las medidas originales que registró Herodoto.
Si Herodoto no nos engañó, que a
la luz de este descubrimiento parece ser que todo lo contrario, estariamos ante
uno de los descubrimientos más importantes del siglo, ya que en el laberinto
inferior al cual no tuvo acceso Herodoto, se cree que en el se encuentran los
conocimientos más importantes de los egipcios, sus origenes y puede que incluso
la explicación de su conexión con la Atlántida
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