El muro Milán, hoy conocido como muro pantalla se
puede definir como una pared tablestacada de hormigón armado conformada en el
subsuelo; es un ingenio constructivo que ha influenciado notablemente la
construcción de estructuras de las cimentaciones llamadas especiales y sistemas
subterráneos de transporte urbano en muchas ciudades del mundo; su función
principal es la de servir como elemento de sostenimiento temporal y luego
permanente de zanjas longitudinales abiertas en la masa de suelo, aunque
también se ha empleado extensamente para estabilizar excavaciones profundas
para la construcción de cimentaciones.
La variedad de sus aplicaciones cada día es mayor y
la calidad obtenida también ha mejorado, incrementando su empleo en los muros
estructurales definitivos tanto en cajones para Metros, en cimentación de
edificios, en simples muros de contención o muros de protección contra
inundaciones. Otra aplicación, frecuente, es para la construcción de muelles
marginales en regiones sísmicas.
En el diseño de un muro pantalla o muro de
Milán, es fundamental conocer la respuesta del suelo ante los cambios
provocados por la excavación, ya que ésta origina un alivio de los esfuerzos
totales, por la remoción de suelo y agua, cuyo resultado es el movimiento de la
masa de suelo, por lo que el diseño se debe concentrar en el control y
mitigación de las deformaciones inducidas. El control de estos movimientos es
importante ya que su magnitud puede dañar a estructuras adyacentes y a los
servicios públicos.
La respuesta del suelo
está influenciada principalmente por los siguientes factores:
(1) dimensiones de la
excavación;
(2) propiedades de los
suelos;
(3) control y
abatimiento del nivel freático;
(4) proceso y
secuencia constructiva;
(5) tipo de soporte y
apuntalamiento;
(6) cercanía de
edificios y de servicios públicos;
(7) sobrecargas
temporales.
El
trabajo en la construcción de la primera línea del metro de Milán comenzó el 4
de mayo de 1957, en Viale Monte Rosa; el proyecto fue dividido en siete lotes
(más una extensión de la primera), cada uno subcontratado a empresas que
llevaron a cabo la construcción:
Para
el diseño y la construcción de la línea del metro se tuvo que tomar en cuenta
todas aquellas estructuras que estaban presentes en el subsuelo de Milán:
tuberías, conductos y -en algunos casos- restos arqueológicos encontrados
durante las excavaciones.El mayor problema encontrado fue la presencia de las
alcantarillas, que a menudo forzaron su demolición, primero y su reconstrucción
a ambos lados de los túneles y estaciones, mientras que el resto de servicios
(cables eléctricos, agua potable, gas natural, cables telefónicos) sólo supuso
la construcción de soportes, situándolos a un nivel más elevado en comparación
con las galerías.
Las
obras de construcción se desarrollaron a partir de la zona de Piazzale Lotto y
Viale Monza al mismo tiempo, y luego se fueron empalmando los siete tramos,
para poder unificar todo el recorrido, y así dar vida al nuevo metro, que
todavía sigue funcionando en la línea 1; el primer taller de depósito
construido era Precotto (que se encuentra en medio de Anaxágoras).
En
cuanto a la financiación, se ha calculado que el costo de la línea 1 ascendió a
mil millones de liras (por supuesto) el kilómetro: a continuación, el gasto
final total se ascendió a 30 mil millones, que quedaron repartidos en un tramo
de 6 mil millones cubiertos en 1957 y tres más 8 mil millones cubiertos en
1958, 1960 y 1961.
Por
simple lógica se puede advertir, que cuanto más grande sea la excavación mayor
es el alivio de los esfuerzos totales y por lo tanto mayores los movimientos
del suelo. En el caso extremo, una excavación profunda débilmente soportada
puede originar una falla general por esfuerzo cortante de los suelos.
El
proceso del diseño involucra tanto al ingeniero estructural como al geólogo, a
través del estudio geotécnico. El estudio geotécnico establece los parámetros
como los empujes de suelo e hidrostático, la resistencia y módulos de rigidez
del suelo, los criterios sísmicos en términos de deformación o esfuerzo; los
parámetros se definen a través de fórmulas simples o con análisis no lineales
de elementos finitos, en los más modernos se considera explícitamente la
interacción suelo-estructura, sin embargo, son limitados en el sentido del
modelado estructural. El ingeniero de estructuras aplica a su modelo las
presiones, la rigidez del suelo que se define a través de la rigidez de
resorte, o módulos de reacción, por lo que las presiones son independientes de
las deformaciones.
Los
métodos de equilibrio límite son adecuados para predecir las cargas de fallo,
sin embargo, no son capaces de determinar las deformaciones asociadas. Dado que
el proceso constructivo es evolutivo, el modelo de análisis debe contemplar el
desarrollo de las presiones y deformaciones conforme se realice la excavación.
Los modelos utilizados con más frecuencia son:
(a) los modelos con resorte, y
(b) los modelos mediante elementos finitos.
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